Naciste porque tenías una cita, una cita con cada uno de nosotros.
Quizás fuese corta con algunos pero no por ello menos intensa.
En la distancia, mantuviste, con nostalgia tus citas con tus alejados.
Con los que se fueron incorporando, mantenias, tu secreto para que la ternura y tu sonrisa quedasen implícitas en sus memorias.
Con tu lucha silenciosa, prudente, a veces triste, otras con límites, cuando tu intuición te avisaba de ir con cuidado, pero siempre luchando sin salirte de tu guión basado en el respeto y la compasión .
Esperando a la felicidad de tus citas con los brazos bien abiertos, no saliste a buscarla, tu Fe te la traía en pequeños gestos y detalles que siempre agradecida con tu sonrisa, el brillo de tus ojos y un ferviente PADRE NUESTRO.
Consejos que aunque creíste que caían en pozo sin fondos, hoy son bandera que se izan al levantarse el día .
Típico y tópico, te fuiste, se acabaron las citas, para unos ha sido una despedida, para otros un reencuentro.
Abrazalos fuerte cuando te soltamos para que llegues allí a donde tanto anhelabas llegar, y que nos esperes a los que aquí nos quedamos añorando tus citas contigo.
Naciste para tener una cita conmigo o quizás yo nací para tenerla contigo.
